EVOCADORA Y EMOTIVA PRESENTACIÓN AL GRITO UNÍSONO DE ¡VIVA ZAPATA!

Ante un vasto auditorio que acudió a la convocatoria de la escritora y periodista Lya Gutiérrez Quintanilla, se cumplió la promesa de hacernos llegar las voces y testimonios de 30 entrevistados que jamás se irán, porque han quedado detenidos en el instante periodístico en el que le hablaron con mente y corazón sobre el “Jefe” el General Emiliano Zapata Salazar.

La tarde iba cayendo y los invitados a la presentación de un nuevo libro llegaban al hermoso Museo de la Ciudad de Cuernavaca, ubicado en el Centro Histórico de la capital morelense. La expectación crecía conforme se acercaba la hora en que Lya Gutiérrez Quintanilla, la mujer, la luchadora social, la periodista, habría de presidir la mesa acompañada de cinco personajes que comentarían su obra: “Zapata, Voces y Testimonios”, aún dentro de los festejos del 103 Aniversario de la Promulgación del Plan Ayala firmado el 28 de noviembre de 1911.

Valentín López González Aranda, en su calidad de director general de Coordinación Editorial de la Secretaría de Información y Comunicación, dio a conocer que el libro fue editado por el Gobierno del Estado de Morelos y forma parte del Programa Editorial 2014-2015 de esta dependencia; un programa fundamental en las acciones para consolidar la identidad morelense, y qué mejor que mediante la publicación de obras como las que integran el catálogo de títulos que incluyen principalmente temas desarrollados por investigadores, historiadores y periodistas de reconocida trayectoria, cuya temática abona a la consolidación de la identidad morelense y a la construcción de un estado de derecho.

La velada apenas empezaba y ya se sentía el espíritu del zapatismo rondar por el recinto, sobre todo cuando José N. Iturriaga, escritor, historiador y prologuista de este libro, destacó la relevancia de la entrevista como género que retoma la tradición oral para dejar fiel huella de los hechos, tal como Lya lo hizo a lo largo de más de 20 años, en lo que fue engarzando como perlas cada una de estas charlas.

El siguiente invitado a comentar fue el arquitecto Ricardo Zúñiga Vázquez, quien visiblemente emocionado agradeció a Lya por su trabajo humanista y comprometido, mientras que Ignacio Guerra  Tejeda, con enjundia y un entusiasmo inusitado para alguien que ha vivido tantas y tantas batallas, habló del valor de la lucha agrarista, del Caudillo del Sur y de lo poco o mucho que se ha hecho desde que este hombre fuera de serie cabalgó por tierras morelenses con su ideal de tierra, libertad y justicia como estandarte, por ello al final de su participación todos se le unieron en un grito: ¡Viva Zapata!

“Zapata fue un rebelde al que le aturdía el ajetreo de la Ciudad de México tanto como le aturdía el poder…”, aseveró Rodolfo Becerril Straffon el observador de procesos sociales, catedrático y analista político; quien en su intervención además de resaltar el valor del libro presentado cuyo tema central es Zapata el personaje y el zapatismo, expresó: “El general es parte de nuestra historia y por tanto influye en el contexto contemporáneo, no hay duda; Lya ha sabido formular las preguntas precisas para llevarnos a cada uno de los entrevistados a donde ella desea”.

Cuando la autora tomó la palabra para hacer un recuento de su propia historia y de cómo surgió su interés y amor por saber cada vez más, por indagar la historia que nos precede, se hizo más entrañable la velada, pues captó la atención de todos los presentes y los llevó de la mano hasta el instante mismo en el que detallaba cómo fue engarzando cada una de esta perlas, hasta formar el collar de 30 cuentas que es su nuevo libro.

La noche del martes 2 de diciembre fue mágica, un marco ideal para conmemorar 103 años de haberse promulgado uno de los documentos más relevantes de la historia moderna de México. La autora firmó cada uno de los libros que le solicitaron hasta que el bullicio y la convivencia fraterna se fueron apagando.

La gente se marchó, pero el espíritu del ideal zapatista quedó flotando en el recinto, complacido con lo ocurrido ahí, porque la unión se hizo posible gracias a la obra y al tesón de Lya Gutiérrez Quintanilla.

¡Enhorabuena! 

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