Al tomar la Carretera Federal hacia la Ciudad de México, el noroeste del estado de Morelos, se asienta el municipio de Huitzilac, lugar de frío temperamento azuzado por los vientos que desde el Nevado de Toluca viajan desbocados a veces, mansos la mayoría del tiempo, por el Corredor Chichinautzin y sus inmediaciones, entre ellas la Sierra del Ajusco y esos bosques helados donde las temperaturas llegan a estar por debajo de los cero grados centígrados.
El clima forma parte del encanto de este municipio colindante con el Estado de México y el Distrito Federal, y cómo no va a sentirse algo fresquito si está a una altura de entre los 2,250 y los 3,650 metros sobre el nivel del mar. También, es la puerta por la que ingresan a Morelos la mayoría de sus visitantes antes de llegar a lugares más templados; mientras que los morelenses visitan el Parque Nacional de las Lagunas de Zempoala para pasar un fresco día de asueto, en contraste con las cálidas y tropicales tierras del sur del estado.
Cualquiera que sea el caso, los atractivos de Huitzilac son interesantes, tal y como veremos en este recorrido que inicia con la breve reseña del poblado.
Un paso obligado entre cimas
Cuentan los antiguos pobladores que Huitzilac perteneció al reinado de Huitzilihuitl, primer rey azteca; y que desde entonces y antes ya era punto intermedio obligado; que sirvió de campamento cuando viajaba el monarca desde Aztlán hasta los santuarios de Malinalco y Xochicalco, ¡no cabe duda que “geografía es destino”! Esto se volvió común gracias a la ubicación estratégica del municipio asentado al pie de las montañas. Más tarde, cuando sucedió la Conquista, ya pertenecía al Señorío de Cuauhnáhuac cuando cayó bajo el yugo de los españoles y su territorio (hoy de más de 200 kilómetros cuadrados) quedó integrado al marquesado de Oaxaca.
Un refujio para el caminante
Era de todos bien sabido que para el descanso de los viajeros, para comer o incluso pasar la noche existían muchos mesones en el pueblo, los señores José Bizarro, José Martínez, José María García, José Meza, Román Leandro, Calixto Cruz, Cornelio Zapata, Agustín Manzanares y Margarito Rojas, eran dueños de algunos de los que sirvieron de hospedaje a Hernán Cortés y a sus soldados.
Paso de diligencias, carretas y jinetes solitarios, apenas a mediados del siglo XIX el traslado de pasajeros se hacía en coches tirados con caballos, para seis pasajeros y solo había dos corridas de México a Cuernavaca, una salida a las siete de la mañana y otra a las tres de la tarde.
La gente ocupaba el camino real para transportar los productos de las haciendas cañeras del estado de Morelos, los viajeros eran caminantes, otros a caballo y otros más en carros tirados por caballos o acémilas, que viajaban de México a Cuernavaca y viceversa; a los viajeros a pie se les conocía como huacaleros por cargar en su espalada un huacal de madera en el que transportaban su mercancía, unos con trastes de barro o diversos artículos.
Con la llegada del ferrocarril y su largo tendido de vías esto terminó, puesto que al pasar por los terrenos de Huitzilac ocuparían más de 10 kilómetros de longitud por 70 metros de ancho. Era gobernador del estado el señor Jesús H. Preciado, y se sabe que bajo acuerdo entre el presidente municipal de Cuernavaca y el presidente general del ferrocarril se autorizó ocupar los terrenos documentado legalmente el día 9 de febrero de 1904, ante notario público.
Con sabor novohispano
La iglesia de Huitzilac se terminó de construir en el año de 1690, aunque aproximadamente hacia 1522 se construyeron por orden de los franciscanos las siguientes capillas:
- San Bartolomé
- Santa Rita de Casia
- Sagrado Corazón de Jesús
- San Miguel Arcángel
- Santa María de Guadalupe
Esta última capilla fue visitada por el entonces fraile Juan Felipe de Jesús; mientras que cuentan que un fraile franciscano hizo una construcción a la que en la actualidad se le conoce como la “Hacienda del fraile”.
Ya en pleno siglo XX se estrenaría el palacio municipal, edificio que se terminó de construir en 1905, siendo gobernador del estado Manuel Alarcón; al principio sólo constaba de una sola planta, pero en 1981 se construiría el segundo piso por disposición del gobernador Armando León Bejarano; el frontispicio está coronado con un reloj monumental.
La devoción a San Juan Bautista
Siguiendo por la carretera federal hacia Cuernavaca hay una desviación para llegar al centro de Huitzilac, la cabecera municipal, donde es posible visitar la Parroquia de San Juan Bautista, construida en el siglo XVII.
Esta es la edificación más importante del municipio, curiosamente la relación entre los habitantes y el santo es estrecha y se remonta a los tiempos de la Revolución Mexicana, cuando según cuentan, para derrocar a Porfirio Díaz los revolucionarios atacaron el destacamento federal, quemaron el pueblo y murió mucha gente. Hacia 1911 los generales zapatistas entablaron un feroz combate contra las fuerzas armadas del gobierno; entre los más aguerridos se nombraba a Genovevo de la O, Francisco Venustiano Pacheco, Isidoro Muñoz, Bonifacio Hinojosa, Gustavo Bas y Rafael Calimayor.
Luego de varios días la gente se dio cuenta de la desaparición de la imagen del patrón del pueblo. Pasarían los años hasta el 28 de agosto de 1921, día en que fue encontrado para ser recuperado y traído de regreso a Huitzilac el 1 de septiembre de ese año. La señora Susana Camacho, vecina del pueblo de Huitzilac, fue a visitar a una amiga que vivía en una casita de una vecindad ubicada en las calles de San Miguel No. 10 de la Ciudad de México, ahí encontró al santo patrón San Juan Bautista; cuando la señora Susana regresó a Huitzilac a informar a sus pobladores lo que había ocurrido, formaron una comisión que ofreció una gratificación a la señora que rescató la imagen, en septiembre conmemoran el día en que el pueblo lo recibió con inmenso júbilo; y desde entonces continúan los festejos año con año.
San Juan Bautista se convirtió en el santo patrono de Huitzilac, su fiesta es celebrada con gusto y algarabía cada 24 de junio con bailables, jaripeos y el tradicional Brinco del Chinelo, aunque en septiembre, el día primero, no dejan de recordar y festejar su regreso al pueblo.
Si de fiestas se trata…
- El 24 de junio: festividades religiosas en honor al Santo Patrono San Juan Bautista.
- El 1° de septiembre: conmemoración del regreso al pueblo del patrón San Juan Bautista.
- El 19 de marzo: se celebra al señor San José en la localidad de Tres Marías.
- El 15 de julio: fiesta de San Buenaventura en la localidad de Coajomulco.
- El 1 de enero: se festeja a la Santísima Trinidad en la comunidad de Fierro del Toro.
Zempoala:
Reflejo celestial en sus lagunas
En Huitzilac se ubican las Lagunas de Zempoala (en idioma náhuatl: veinte lagunas o muchas lagunas), que fueron nombradas Parque Nacional en 1936 por el general Lázaro Cárdenas. Actualmente, está administrado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Este sitio turístico está abierto todos los días del año.
Zempoala es un precioso lugar rodeado de montañas y de grandes extensiones de bosque de oyamel, pino y encino. En este lugar los paseantes acostumbran gozar de todo un día de diversión, descanso y meditación en contacto con la naturaleza y el aire puro. Si lo prefieren pueden acampar a la orilla del lago, avisando antes a la administración del lugar.
También pueden rentar caballos para dar una vuelta alrededor del lago, o bien, si se trata de jinetes diestros pueden adentrarse en las montañas vecinas. Por otro lado, si tienen experiencia en rappel esta es una excelente oportunidad, pues hay una mole de piedra de 32 metros de alto, ideal para la práctica de este deporte extremo.
Cuenta con servicios de:
- Transporte
- Venta de alimentos
- Sanitarios
- Renta de caballos y ponys
- Recorridos guiados
- Seguridad y apoyo del Ejército Mexicano y la Policía municipal
Los merenderos de Tres Marías
En el camino que va de la Ciudad de México a Cuernavaca o viceversa, se encuentra el poblado de Tres Marías, famoso porque en sus merenderos es posible hacer una parada para desayunar si es tempranito; a almorzar si despertamos un poco tarde y enfiestados, o a comer si ya subimos la montaña y el hambre nos hizo bajar a la carrera; la hora es lo de menos porque cualquiera podrá degustar la variedad de deliciosos antojitos mexicanos como las quesadillas de hongo, flor de calabaza, chicharrón, queso, tinga o huitlacoche; sopes verdes o rojos con o sin bistec; una humeante barbacoa y para el frío una sopita de médula o de hongos flanqueada por unos tacos de cecina con nopal, crema y queso…¡ah, y no olviden los tlacoyos de frijol o requesón!
Esta parada es recomendable, en especial si vamos de paseo, pero no olviden llevar suéter pues este poblado se encuentra enclavado en lo alto y su clima generalmente es de fresco a frío.
Tradiciones, Música, Artesanías y el Pipirín…
Para las festividades se acostumbra hacer mole rojo con guajolote acompañado de arroz, o bien una sabrosa barbacoa de borrego con su consomé y verdura; o ¿por qué no?, un mole verde con muslito o pierna, y para rematar unos tamales de frijol, salsa verde o roja, atole champurrado, elotes asados o con crema, mayonesa y queso. Y para pasar bocado nada como un pulque curado de tuna o ricas bebidas preparadas, para rematar con dulces típicos de canasta: pepitorias, dulces de leche, palanquetas, natillas, cocos, en fin ¡delicia de manjares!
El tipo de música que predomina como en todo el estado de Morelos es la de banda de viento, acompañante indiscutible de los famosos chinelos; aunque también las cumbias son bien acogidas para pasar el rato a gusto en este fresco y hermoso lugar.
Un recuerdito…
Las artesanías características de este municipio son los muebles de madera tallados a mano, las macetas de cerámica, los muebles de fierro forjado y suéteres de lana.
Riqueza natural
En este municipio existe una mina de tezontle rojo, además de que se saca piedra de cantera y piedra negra. La riqueza forestal es el recurso natural de más importancia en el municipio, por ser la principal fuente de ingresos para la población, hasta la fecha se producen 60 m3 de madera por hectárea.
La fauna que pervive en la montaña:
Musarañas, murciélagos, conejo, ardillón, ardilla, rata de campo, zorra gris, comadreja, zorrillos, lince, venado cola blanca, conejo teporingo, cacomixtle, tlacuache, murciélago guanero o de cola libre, armadillo, víbora de cascabel y ratón de los volcanes, los más conocidos, aunque hay un total de 63 especies endémicas.
Este ecosistema ofrece a la vista un paisaje de gran colorido, ya que los bosques se han formado con diferentes especies como el oyamel, el pino, el encino, cedro y roble.